Khalil Gibran: "Confía en los sueños, porque en ellos está escondida la puerta de la eternidad".
"Si revelas tus secretos al viento, no culpes al viento por revelarlos a los árboles".
Un día, la Belleza y la Fealdad se encontraron en una playa, y se dijeron:
-Bañémonos en el mar.
Entonces se quitaron la ropa y empezaron a nadar en las aguas. Pasado un rato, la Fealdad volvió a la playa, se vistió con la ropa de la Belleza y se fue. Y la Belleza también salió del mar y no encontró su ropa, y como era demasiado tímida para andar desnuda, se vistió con la ropa de la Fealdad y siguió su camino.
Y desde entonces hasta hoy, hay hombres y mujeres que se engañan, y confunden a una de ellas con la otra.
Sin embargo, hay quienes han contemplado el rostro de la Belleza y la reconocen, pese a sus vestiduras. Y hay quienes conocen el rostro de la Fealdad, sin que sus ropas la oculten a sus ojos.
EL PROFETA:
En el rocío de las cosas pequeñas, encuentra el corazón su mañana y su frescor.
El que verdaderamente es bueno no pregunta a los desnudos: “¿Dónde están tus vestidos?”, ni al que carece de vivienda: “¿Qué ha ocurrido a tu casa?”.
La belleza es la eternidad mirándose en un espejo. Pero vosotros sois la eternidad y vosotros sois el espejo.
Seréis luego libres cuando vuestros días no pasen sin alguna preocupación ni vuestras noches sin algún deseo y algún pesar.
El amor desconoce su propia profundidad hasta que llega la hora de la separación.
Vuestro amigo es la respuesta a vuestras necesidades... Él es el campo vuestro en el que sembráis con amor y cosecháis con agradecimiento... Y él es vuestra mesa y vuestro hogar... Porque os acercáis a él con vuestra hambre, y buscáis la paz en él.
EL LOCO:
Me preguntáis como me volví loco… Me desperté una buena mañana de un sueño profundo y vi que me habían robado todas mis máscaras… Por primera vez en mi vida el sol besaba mi cara descubierta. Mi alma se inflamó de amor por ese sol y ya no quise llevar máscara alguna.
¡Benditos, benditos sean los ladrones que me quitaron mis máscaras!
Y en mi locura encontré la libertad y la seguridad: la libertad de la soledad y la seguridad que da el que no le entiendan a uno, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nosotros.
EL JARDIN DEL PROFETA:
En este jardín yacen mi padre y mi madre que fueron enterrados por quienes estaban en vida; y en este jardín están sepultadas las semillas del año pasado, que llegaron hasta aquí en las alas del viento. Mil veces serán enterrados aquí mis padres y mil veces enterrará aquí el viento las semillas; y dentro de mil años, tú, yo y esas flores nos reuniremos en este jardín, como ahora, y existiremos con idéntico amor por la vida, y existiremos, soñando en el espacio, y existiremos, elevándonos hacia el sol.